La campaña contra el refresco emprendida por el gobierno y la necesidad de los mexicanos por mejorar sus hábitos de consumo, tras dos años de la emergencia sanitaria por el coronavirus impulsó las ventas de agua embotellada y bebidas saborizadas, ‘debilitando’ el desempeño de la comercialización de gaseosas.
Entre 2012 y 2022, el consumo per cápita de agua embotellada tanto natural como saborizada creció 50 por ciento, al pasar de 207 a 310 litros anuales, arrojan datos de Euromonitor y Statista. Mientras que en ese mismo periodo, el consumo per cápita de refresco cayó 8.6 por ciento, al pasar de 112.4 a 102.7 litros.
Para este año se proyecta que México se ubique como el cuarto consumidor en el mundo de agua embotellada, con un mercado valuado en 15 mil 896 millones de dólares, sólo detrás de Estados Unidos, China y Alemania, según Statista.
“El agua embotellada ganó mercado al comenzar innovaciones y dejar de ser solo agua simple al incursionar en el mercado de sabor y bebidas bajas en calorías”, dijo Markel Lehman, especialista en marketing de la Facultad de Negocios de La Salle.
A pesar de que el agua saborizada al igual que los refrescos enfrenta el impuesto calórico que entró en vigor en 2014, su consumo no ha sido satanizado, agregó Lehman.
Las dos embotelladoras más representativas del país y para Coca-Cola México, Coca-Cola FEMSA (KOF) y Arca Continental (AC), reportaron crecimiento doble dígito en sus portafolios de agua y no carbonatados, mientras los refrescos apenas se recuperaron a los niveles previo a la pandemia del Covid-19.
Para la embotelladora KOF, que atiende el centro y sureste del país, el volumen de ventas de aguas embotelladas y bebidas no carbonatadas creció 17.2 por ciento anual en el 2021, mientras su portafolio de refrescos apenas aumentó 0.7 por ciento anual.
En tanto, Arca Continental, que opera el portafolio de Coca-Cola en el norte del país, subió 14.6 por ciento anual sus ventas de agua y no carbonatadas, y 2.6 por ciento los refrescos.
“Parte de este crecimiento de no carbonatados y agua lo explicaría en función a cambios generacionales en la población de México, donde ya segmentos de la población más jóvenes, inclusive con un mayor grado de preocupación por el tema de salud, pueden estar cambiando hasta cierto punto patrones de consumo hacia bebidas con una menor connotación negativa en el tema de salud, particularmente en el tema de alto contenido calórico”, comentó Marco Montañez, subdirector de análisis para Vector. (El Financiero).