SonoraPower por Demian Duarte se publica en SDP Noticias todos los martes

Los ciudadanos de cada país pueden contar la historia de cómo les está yendo en esta época a partir de las decisiones buenas o malas que toman los gobernantes y es que lejos de esa visión que ya es anacrónica a nuestro tiempo de la “mano invisible del mercado” del liberalismo clásico, es evidente que hoy solamente con la intervención del estado como las cosas pueden salir adelante o convertirse en desastre.

El caso de la carestía y en especial de los combustibles, insumo que al final de cuentas está al principio de toda cadena de valor y por lo tanto es determinante para explicar por qué hoy en día la inflación está desatada en todo el mundo, es la piedra contra la que se rompió el paradigma favorito de los economistas que están a favor del libre mercado y que no hace mucho pasaban horas musitando “tanta iniciativa privada como sea posible y tan poco estado como nos sea permitido”.

Esa es la lógica de las ganancias y del capitalismo salvaje, descarnado, y así es como luego les va a los que resultan más papistas que el mismo Papa, cuando de aplicar esas fórmulas se trata.

No hace muchas semanas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, me lo ponía de esta manera: “La inflación que hoy padecemos es nuestro principal desafío económico”, y tenía razón.

Hoy la inflación está desatada en todo el mundo y no cede, la etapa posterior a la pandemia de Covid-19 y el momento que vive el mundo metido en una guerra en la que prevalecen criterios geo-económicos y una disputa por los recursos naturales, en particular los energéticos y los alimenticios, lo pone de manifiesto.

La inflación en México, que es de las más bajas entre países con economía de libre mercado, alcanzó al cierre de mayo un 7.65 por ciento, es decir 4 puntos arriba de la meta-objetivo del Banco de México, pero más baja que nuestro referente directo, que es el mercado de Estados Unidos, con quien irremediablemente tenemos que cruzar nuestro datos. Los vecinos del norte tuvieron un inusitado 8.6% en mayo, el mayor dato en 40 años.

Ahora, no olvidemos que hace exactamente 40 años, cuando en Estados Unidos tenían un fuerte dolor de cabeza por esos datos de inflación disparada, en México padecimos la crisis de la hiperinflación, derivada de las pésimas decisiones del gobierno, y que es cuando nuestra moneda, el peso, pasó de cotizar en 12.5 por dólar a 3 mil pesos en un parpadeo, y la inflación subió al 303%.

El resultado fue trágico, México padeció estancamiento, inflación, nulo crecimiento, depreciación de su moneda, lo que nos llevó a la crisis, encima de otra crisis, todo por la irresponsabilidad de los gobiernos de la época y la incapacidad manifiesta del entonces presidente Miguel de la Madrid de conducir el barco mexicano en medio de la tempestad, y eso nos trajo la sucesión de gobiernos neoliberales, que presumían saber qué hacer en medio de esas crisis y solo nos hundieron más y más en la pobreza y en la corrupción.

Es importante el revisionismo de la historia económica del país, para entender el momento actual, hoy el presidente López Obrador y su equipo de gobierno sí han entendido el reto que enfrentan y el momento crucial por el que cruza su proyecto de país; sí lo consiguen y sacan al país adelante de este reto, el premio será prevalecer y dejar las bases de un México como la economía emergente que desde hace décadas queremos ser. 

Si fracasan, claro será el elemento que lleve a la quiebra del incipiente régimen de bienestar, como le sucedió al del priismo revolucionario, que fue sustituido por el neoliberalismo con todas las calamidades ya descritas.

Ahora a mí ver López Obrador se ha determinado a seguir un plan disruptivo, un modelo que avanza a contracorriente con las tendencias globales, y que parte de más estado en las áreas estratégicas y menos mercado.

Hoy por ejemplo el presidente confirmó la compra de la empresa de redes e internet Altán, ya que en efecto el sector privado no está dispuesto a invertir en llevar el acceso a las redes de comunicación moderna a las zonas rurales y lugares apartados del llamado “México Profundo”.

Antes tomó la iniciativa de comprar una refinería en Texas e invertir enormes cantidades de dinero en la rehabilitación de las 6 que ya existían en el país y construir una totalmente nueva. El plan es sustituir las millonarias compras de combustible en el exterior y lograr autosuficiencia en el abasto, cerrando así un largo ciclo de exportaciones de petróleo crudo como fuente de financiamiento del erario público.

Hoy en México tenemos gasolinas baratas de 22 pesos por litro, consistentemente más económicas que los hasta 34.65 pesos por litro que paga un consumidor en California

 Y de hasta 50 pesos que se pagan en Europa, esto deriva de ese plan y del subsidio con el que el gobierno de México se ha determinado a frenar la carestía y que ha costado hasta el cierre de mayo poco más de 88 mil millones de pesos.

También en el Gas LP el presidente se decidió y le entró al problema poniendo precios tope y creando una empresa del estado, para frenar las alzas, y le funcionó. Ahora trabaja en un plan antiinflación para garantizar una canasta de alimentos básica, en lo que se disipa el humo de la nueva escalada inflacionaria. 

De nuevo, AMLO enfrenta el fantasma de la inflación y lo hace decidido a romper el ciclo de las crisis. Ese es el desafío al que se refería cuando me lo planteó.

Pero también hoy tenemos reservas internacionales sólidas y una moneda, el “súper peso” que ha sorprendido a propios y extraños.

Así México muestra estar mucho mejor equipado para enfrentar la crisis que ya padece el mundo, que lo que estuvo hace 40 años.

Esperemos resultado.

Correspondencia a demiandu1@me.com | En Twitter #SonoraPower

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