Sonora Power por Demian Duarte
México lo está logrando, se convirtió en una de las economías más dinámicas del mundo y sigue captando inversiones a partir de las estrategia del llamado “Plan México”, que no es otra cosa que el fundamento de la relocalización de inversiones o nearshoring.
El dato lo aporta la Secretaría de Economía, con un récord en inversión extranjera directa, de 31 mil 96 millones de dólares, en proyectos primordialmente de manufacturas por 16 mil millones de dólares.
Ya no es ningún misterio ver que nuestro principal inversor es Estados Unidos con el 44 por ciento de los proyectos, pero sí llama la atención ver como otras potencias como Alemania, Japón y Canadá, han tomado ritmo e invierten fuerte.
Los principales proyectos se ubican en movilidad (es decir Transporte) Bebidas y Tabaco, Química, Equipo de Computo, Alimentos y Metales, lo que ha puesto de manifiesto el enorme potencial que tiene nuestro país como polo de atracción de las inversiones.
Pero lo más relevante es que la estrategia funciona y que esa visión de impulsar la sustitución de importaciones que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador como un plan a nivel del tratado comercial de América del Norte, es la correcta.
El principal polo de las inversiones es el punto más desarrollado del país, es decir la Ciudad de México, seguido de Nuevo León, Baja California, el Estado de México y Guanajuato. Sin embargo Sonora destaca también como polo.
La estrategia que es punta de lanza en Sonora es el plan que hace honor a su nombre y esto permite captar inversiones en particular del sector de manufacturas pero también en lo que tiene que ver con energía.
El hecho es que se trata de un Plan Sonora que promueve la disponibilidad de energías basadas en fuentes renovables, para dotar el interés del capital extranjero, que hoy demanda ese tipo de argumentos.
Esto ha colocado a Hermosillo, Pitiquito, Cajeme, Agua Prieta y Guaymas como los mayores captadores de proyectos de inversión.
El gobernador Alfonso Durazo ha desplegado su estrategia, en giras internacionales y en una labor de gestión puntual para modernizar la infraestructura del estado y disponer de fuentes para la generación de energía excedentes a las necesidades de la entidad, justo como argumento central.
Los resultados económicos del gobierno del presidente López Obrador son en realidad remarcables y tal como lo ha dicho, la perspectiva es que que el país viva un resurgimiento que le permita vivir un nuevo milagro económico, o como es la visión actual, vivir y prolongar el “momento mexicano”, hasta convertir al país en una de las 10 potencias globales.
El reto no es menor, la visión es que en la primera fase del gobierno de Claudia Sheinbaum la economía nacional rebase a Canadá y Rusia para ingresar al top 10.
Ahora la cuestión es que si bien nuestro país tiene fuertes argumentos, como es la disponibilidad de recursos naturales, recursos humanos abundantes, un territorio enorme y una reserva de jóvenes, además de un mercado interno en expansión, las apuestas van subiendo y se requiere de mejores comunicaciones, como precisamente se plantea con el ferrocarril al norte (Nogales y Nuevo Laredo), parques industriales y polos de desarrollo, tales como zonas de desarrollo industrial con facilidades fiscales, que permitan la instalación de nuevos proyectos industriales de gran envergadura.
Personalmente me ha gustado la visión de la presidenta electa, que insiste en que no se trata de captar inversiones poniendo el argumento de la mano de obra barata por delante, lo fundamental es hablar de las otras ventajas competitivas y hacer del mercado laboral uno más amigable.
En las 6 semanas que nos separan de la transición, seguramente se vivirán muchos escenarios, se verán muchas estrategias, pero es fundamental que la presidenta Claudia no pierda el enfoque y tome el asunto económico como el factor esencial del gobierno naciente.
Al final el presidente López Obrador le hereda una economía en expansión, un desempleo prácticamente inexistente, reservas del Banco de México en niveles récord y un peso que parece estar hecho a prueba de balas.
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