Sonora Power por Demian Duarte
Ya estamos metidos en el 2025 y desde ya comienzan a correr los temas que por momentos traen de cabeza a la comentocracia.
Por supuesto que el asunto número 1 en la lista de preocupaciones es la llegada en 2 semanas más del presidente 47 de Estados Unidos, en este caso Donald Trump. Se trata de saber y entender qué y cómo nos tocará lidiar ante su llegada y esto ha metido incertidumbre y una narrativa en los medios que parece anticipar el desastre.
El tipo de cambio cerro el año con una depreciación del 23% respecto al cierre de 2023, a pesar de que el ex presidente López Obrador dejó nuestra moneda con una ganancia inédita del 3.3 por ciento, es decir como un precio por debajo de los 20 pesos con 41 centavos en que lo recibió al entregarlo en 19.69
Para el gobierno de Claudia Sheinbaum ese es uno de los indicadores negativos en el arranque de su administración, con una caída del 5.8% en sus primeros 3 meses y un cierre del año en 20.84 pesos.
Habrá que señalar que en estas primeras jornadas del año, el mercado ha favorecido al peso y este regreso a los niveles de del año 2018, es decir cerró ayer con una cotización de 20.35. La expectativa propuesta por la Secretaría de Hacienda en los Criterios de Política Económica para éster año este una cotización promedio de 18.50 pesos por dólar y hay argumentos para asegurar que el buen rumbo y fortaleza de la economía mexicana, además de la disponibilidad de reservas internacionales por 228 mil 900 millones de dólares en poder del Banco de México, dan indicios de que se puede recuperar y resistir el vendaval.
Pero además México cuenta con un factor importantísimo, que es la fortaleza y credibilidad del gobierno que encabeza la presidenta Sheinbaum, las comparaciones son odiosas en este caso, pero observemos lo ocurrido en Canadá con Justin Trudeau, donde la perspectiva de lidiar con un gobernante como Donald Trump ya llevó al primer ministro a renunciar al cargo en las próximas jornadas.
En México la fortaleza y credibilidad de la presidenta Sheinbaum está por el contrario por las nubes. La presidenta subió de niveles del 68 por ciento en aprobación al arranque de su gobierno a niveles cercanos al 80%, tal como lo dieron a conocer medios de comunicación que no se distinguen por su apoyo a la 4T, como El Financiero, El Economista y Reporte Índigo.
Así las cosas y aun con el factor de incertidumbre trumpiana, me atrevo a asegurar que este año será el año del resurgimiento de México como potencia económica.
Ya la presidenta hacía al arranque de año el apunte de que permanecemos firmes como la economía 12 del mundo y con una perspectiva de seguir creciendo.
Hay planes y proyectos en marcha, ayer por ejemplo se presentó el ambicioso plan de electromovilidad popular denominado “Olinia”, el viernes se convocó a participar en la definición del Plan Nacional de Desarrollo y para el 13 de enero, se espera la presentación del multicitado “Plan México”.
El hecho es que el gobierno de Claudia Sheinbaum tiene rumbo y objetivos claros y por vez primera desde la etapa del Desarrollo Estabilizador, está determinado a disponer de una política de desarrollo industrial.
Hay quienes no creen que la posibilidad de construir un auto con ingeniería 100% mexicana, que resuelva los problemas de transporte de las masas, sea un componente esencial, pero habrá que ver a todas las naciones que tienen su propia industria automotriz, se trata de uno de los rasgos distintivos de una economía en desarrollo y con crecimiento en torno a bases firmes y no en función de causalidades y casualidades.
Hoy México es en efecto uno de los mayores exportadores de automóviles terminados del mundo, prácticamente todas las marcas tienen presencia en México, sin embargo se trata de proyectos y desarrollos dude ingeniería extranjeros, desarrollar nuestro propio automóvil por exagerado que parezca, es un paso enorme al frente para consolidar lo andado.
Dialogué con la presidenta Sheinbaum respecto a su visión de fondo sobre el manejo de la economía y me respondió con mucha claridad en temas de los que antes solo había nociones.
Por ejemplo me explicó que su visión no es solo crecer en el Producto Interno Bruto del país, sino generar riqueza y distribuirla.
“El nuestro es un modelo económico que no busca regresar al desarrollo estabilizador, porque se correspondió a una época de la economía del mundo, pero tampoco vamos a regresar al modelo neoliberal… Aquí la idea es que la economía se impulsa desde abajo y por eso los programas de bienestar, los derechos sociales y el impulso a ramas económicas y planes de infraestructura”, subrayó en su respuesta.
Nosotros —me dijo— creemos que en base a esa visión y en función del Plan México y nuestro plan de desarrollo, vamos a impulsar el crecimiento económico.
Me quedó muy claro que la presidenta Sheinbaum sabe muy bien lo que está haciendo, mide estratégicamente cada paso que da y esto da aliento y confianza en el presente y en el futuro de México.
Yo si creo que el 2025 será el año en que consolidemos el paso hacia convertirnos en la potencia económica que anhelamos.
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