Asume Trump en medio de amenazas a México y otros países; se dice elegido por Díos para hacer grande a América otra vez

Washington y Nueva York. Donald J. Trump fue juramentado como el 47 presidente de Estados Unidos por el jefe de la Suprema Corte en un espectáculo manejado por el magnate y estrella de entretenimiento para proyectarse como el mandatario electo por Dios, consolidar su poder e iniciar lo que llama “una revolución del sentido común” cuyos primeros pasos son sellar y militarizar la frontera con México, retomar control del Canal de Panamá, y evaluar cuales aranceles se aplicarán en un futuro próximo..

“Primero declararé una emergencia nacional en nuestra frontera sureña. Todo ingreso ilegal cesará de inmediato y empezaremos el retorno de millones y millones de extranjeros criminales a sus países de origen”, declaró Trump en su discurso inaugural minutos después de su juramento. Agregó que Washington reinstaurará la política de Permanece en México que requiere que solicitantes de asilo permanezcan en México mientras se evalúan sus casos.

“Enviaré tropas a la frontera sur para repelar la invasión desastrosa de nuestro país”, dijo y reiteró que pondrá fin a las políticas anteriores que acusó dan “santuario para criminales peligrosos y de manicomios que invaden nuestro país”. También aseveró que designará a los carteles de droga como “organizaciones terroristas extranjeras” (lo cual había dicho anteriormente podría justificar el uso de fuerza militar en su contra).

Y no se olvidó de lo que muchos no tomaron en serio: “vamos a retomar el Canal de Panamá”, al acusar que ahora está bajo control de China. Añadió que como parte de Estados Unidos “reclamando su lugar como la nación más poderosa y respetada en el mundo”, también esta ordenando renombrar el Golfo de México a Golfo de America.

Su discurso además, como se esperaba, incluyó promesas de “poner fin a la inflación”, anular regulaciones ambientales, acelerar le explotación de hidrocarburos para fomentar un crecimiento económico en base de “ese oro líquido”, poner fin a programas de diversidad racial y sexual y proclamar que los únicos géneros sexuales que serán reconocidos por el gobierno federal serán “el masculino y el femenino”. Asimismo prometió cambiar “un sistema educativo que enseña a los estudiantes odiar a nuestro país”, en referencia a textos de historía y literatura crítica y no suficiente patriótica.

Se atrevió a citar al Reverendo Martin Luther King, cuyo día feriado oficial es este mismo lunes – quien representa casi todo lo opuesto a Trump, señalaron críticos – prometiendo que “haremos su sueño una realidad”. Agradeció el apoyo de votantes hispanos y afroestadunidenses para su triunfo.

No fue modesto: al iniciar el discurso proclamó que “la edad de oro de America empieza ahora mismo”. Poco después comento que “aquellos que deseaban frenar nuestra causa han intentado tomar mi libertad y de hecho mi vida. Mi vida fue salvada por una razón: fue salvada por Dios para hacer grandiosa a America otra vez”.

Todo esto ante una audiencia dentro de la Rotonda del Capitolio – en la sede que fue invadida por sus fanáticos para descarrilar la ratificación de los resultados de la elección anterior – conformada por su familia, su vicepresidente y su familia, todos los ex presidentes aún vivos (Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama), líderes del Congreso, los nominados para su gabinete e invitados de honor incluyendo algunos de los hombres más ricos del planeta, donantes, algunos influencers famosos, estrellas de carreras de autos, y otros que son comunicadores efectivos con sus bases. Proclamó que él encabeza “una oleada de cambio” para el país, donde la nación se une “en torno a nuestra agenda” (eso es falso según las encuestas recientes).

Subrayó que con su elección “el declive de America se terminó” y que la elección le dio un mandato para “revertir muchas traiciones” que han tomado lugar, y “regresarle al pueblo su fe, su riqueza, su salud y de hecho su democracia”. Proclamó que el 20 de enero es día de la liberación”.

La ceremonia oficial incluyó esa rara mezcla de poder político y religión tan profunda en este país, un cardenal católico y un reverendo protestante pidieron que “Dios bendiga a America” y al nuevo presidente. Franklin Graham, el protestante fue el más partidista, dando gracias a Dios por haberle salvado la vida, y por retornarlo a la Casa Blanca, todo envinado en un vocabulario religioso, casi proclamando que Estados Unidos es la tierra prometida bajo el liderazgo de Trump. También hubo una bendición por un rabino sionista, un reverendo afroestadunidense que incluyó frases de Martin Luther King a favor de Trump, otro católico, quien llamó Trump “un milagro”. Las canciones patrióticas, casi siempre incluyen referencias religiosas, también fueron parte de la ceremonia en tal vez el país avanzado más religioso del mundo.

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