‘100 segundos para la medianoche’: debido a la falta de progreso durante 2020 para hacer frente a los peligros nucleares y climáticos, así como debido a la pandemia de COVID-19, el ‘reloj del apocalípsis’ no muestra mejores escenarios para la humanidad.

El Boletín de los Científicos Atómicos recordó el miércoles que en 2020 el reloj se colocó a 100 segundos para la medianoche, lo más cercano que ha estado en su historia, según un comunicado del grupo. Y para este año continúa en la posición.

«La pandemia de COVID-19 terminará matando a más de dos millones de personas en todo el mundo. El mal manejo de esta grave crisis sanitaria mundial es una ‘llamada de atención’ de que los gobiernos, las instituciones y un público engañado no están preparados para manejar las amenazas aún mayores que plantean la guerra nuclear y el cambio climático», apuntó el grupo.

Estados Unidos, Rusia y otras potencias nucleares del mundo deben dejar de gritarse entre sí, es hora de eliminar las armas nucleares y no construir más, afirmó el exgobernador de California, Jerry Brown, presidente ejecutivo del Boletín de científicos. Y añadió que EU, China y otras naciones deben tomarse en serio las emisiones de carbono.

En tanto, la modernización y expansión del arsenal nuclear en diversos países, combinados con la falta de esfuerzos diplomáticos para reducir la tensión, ha aumentado la posibilidad de que ocurra una catástrofe, afirmó el doctor Steve Fetter, profesor de política pública de la Universidad de Maryland.

La decisión de mantener el reloj así fue tomada por el Boletín de Científicos Atómicos, tras consultar a la Junta de Patrocinadores del Boletín, la cual incluye a 13 personas premios Nobel.

El Boletín de Científicos Atómicos fue fundado en 1945 por Albert Einstein y científicos de la Universidad de Chicago que ayudaron a diseñar las primeras armas atómicas como parte del Proyecto Manhattan, informa la organización.

Esta agrupación creó dos años más tarde el reloj del fin del mundo o ‘del apocalípsis’ (medianoche), así como el idioma contemporáneo de explosión nuclear (cuenta regresiva hasta cero), con el fin de visibilizar la amenaza a la humanidad y al planeta que esto representa.

Este reloj es actualmente un indicador universal de la vulnerabilidad del mundo ante las catástrofes que pueden ser causadas por armas nucleares, por el cambio climático y por las tecnologías disruptivas en otros ámbitos, indica el Boletín.

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