Quienes me han escuchado, saben que en muchos de mis discursos repito una frase del Papa Francisco que dice: “la única manera lícita de mirar de arriba a abajo a alguna persona es cuando le das la mano para levantarse”. Es una de las líneas más profundas y hermosas sobre la fraternidad y la igualdad que he escuchado.

Hoy tuve el gran privilegio de ser recibida por el Papa Francisco en su despacho privado en Santa Marta. Fue una hora excepcional que nunca olvidaré, con una forma sencilla y cálida que muestra su grandeza. Le llevé de regalo unas hermosas piezas del pueblo wixárika.

Además de ser el máximo representante de la Iglesia católica, la religión de la gran mayoría de mi pueblo, tengo una profunda admiración por su pensamiento humanista. Me regaló grandes consejos de vida. Quiero expresar mi agradecimiento a Héctor y Mauricio Sulaimán, amigos queridos y a Adrian Pallarols, amigo reciente, la enorme oportunidad que me regalaron el día de hoy de conocer a uno de los líderes y pensadores globales más grandes de los últimos tiempos.

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