#SonoraPower por Demian Duarte
Este martes 28 de septiembre tuvimos muy interesantes sucesos políticos con relación a la visita número 15 del presidente Andrés Manuel López Obrador a Sonora y claro que el más notorio fue este empeño de parte del presidente de la república y el gobierno de la 4T por escribir desde nuestra tierra una nueva página en la historia de México partiendo del día 1 con una nueva relación con los pueblos originarios.
De esa manera los Yaquis adquieren un rol de protagonismo en la lucha por la igualdad y la justicia para los dueños originales de lo que hoy es México que jamás en el pasado se les concedió y eso es un avance sustancial.
La expectativa es que a partir de esa experiencia, las cosas cambien para bien en la tribu y que se logre un acuerdo y pacificación, luego de años y años de tensiones en los territorios de la tribu.
Además con la creación del distrito de riego 018 que contempla 673 millones de metros cúbicos de agua, suficientes para regar 61 mil hectáreas, la expectativa es que se ponga el piso parejo y cambie la correlación en materia de las redes del poder en la zona sur de Sonoras y que el sistema de cacicazgo, ejercido a la fecha por unas cuantas familias sobre la zona Del Valle del Yaqui, termine de una vez y que los integrantes de esa nación, escriban su propia historia y por tanto sean dueños de su propio destino.
En esa tesitura llamó la atención la intervención de Cuauhtemoc Cárdenas, quien pididó se cancele la operación del acueducto independencia, un asunto que no puede ser, ya que cerrarlo equivale a cerrar Hermosillo, y eso es algo que no puede ocurrir.
Cárdenas señaló presuntas irregularidades en su operación, pero a mi me dio la impresión de que el ingeniero habla desde una posición muy cómoda, en la que desconoce la profundidad del impacto que una acción tendría sobre el el desarrollo y viabilidad de Sonora, además de que percibo por lo menos un conflicto de interés a partir de sus relaciones de amistad precisamente con los caciques del sur de Sonora los llamados dueños del pueblo.
Afortunadamente la influencia e impacto de los señalamientos de Cárdenas no tienen ya la profundidad que pudo tener en el pasado, sin embargo es una muestra clara de que persiste el cabildeo a favor de una causa regionalista y excluyente, que lo que busca es marcar diferencias y hacer a un lado lo andado al respecto del equilibrio y acuerdos que busca y promueve el presidente López Obrador al complejo entorno en que se desarrolla la convivencia en la región sur de Sonora.
También esta ocasión representó el “estreno” en el gran escenario para el gobernador Alfonso Durazo quien fue recibido con fanfarrias por el presidente de la República, quien dijo sentirse tranquilo y con la expectativa de poder cumplir los acuerdos con los Yaqui y con el pueblo de Sonora a partir de la llegada de Durazo a la gubernatura.
“Me da tranquilidad para que podamos cumplir los compromisos con los pueblos yaquis y también con el pueblo de Sonora: me da mucho gusto que ya esté de gobernador Alfonso Durazo. Que él también va a estar pendiente y me va a acompañar para que se cumpla todo, que no quede nada pendiente”, recalcó cuando dijo que en Sonora ocurre algo muy importante.
Durazo por supuesto correspondió políticamente y dijo sentirse honrado de tener el primer acto en la entidad con el presidente, además en Vícam Pueblo, lugar al que todo indica finalmente se asoma la justicia.
“Usted nos ha dicho muchas veces que la paz es fruto de la justicia. Es ese afán de justicia pacificadora el que ahora nos reúne aquí”, expresó Durazo en su mensaje.
Es un imperativo ético reparar tales agravios cometidos contra el pueblo yaqui vía persecución, guerra, exterminio y deportación. Esa es la única manera de reconciliarnos y hermanarnos en la mexicanidad que nos da identidad y orgullo, añadió para decir que esos abusos no se repetirán en su gobierno, pues abrirá un dialogo permanente con las autoridades tradicionales a fin de que esos balances logrados el 28 de septiembre permanezcan, expresó en un mensaje bien meditado, bien escrito y bien hablado, breve, pero directo, claro y conciso.
Alfonso Durazo, bien entiende de lo avanzado, y sabe que tiene la gran oportunidad que no se dio para sus antecesores (que por lo demás no tenían el interés en el punto) de lograr los acuerdos que se necesitan para un nuevo entendimiento que lleve paz a la región el sur de Sonora, muy en particular a la compleja trama del intereses y desacuerdos que prevalecen entre Yoris y Yoremes, y donde intervienen otras fuerzas como el crimen organizado y que nos tiene frente a un complejo crucigrama.
Ese respaldo del presidente López Obrador, y en especifico el interés del jefe del ejecutivo sobre los asuntos de Sonora, hacen pensar a muchos en el centro del país que Durazo es el caballo negro, y que mientras por acá en el altiplano, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard se hacen pedazos junto a otros actores como Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y otros apuntados, Durazo tiene frente así el camino abierto para brillar, construir y en su momento medir fuerzas y determinar si se queda en Sonora o huasca convertirse en candidato presidencial.
Solo el tiempo dirá.
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