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Por Demian Duarte
El primer minuto de este miércoles 1 de septiembre arranca sus trabajos en Sonora la 63 Legislatura del Congreso del Estado y lo hace planteando la expectativa de que ahora sí todo será diferente y que se podrá conducir el proceso de transformación en nuestro estado, sin enfrentar las cadenas de traiciones e ineptitud que deja como mal sabor de boca el trabajo de sus predecesores.
Y mire que es paradójico, Morena y sus aliados (en el caso de la 62 Legislatura) llegaron con una mejor correlación de fuerzas que la legislatura entrante, pues contaban con 20 diputados elección directa, frente a los 17 que obtuvieron en las elecciones pasadas, y aunque sus nuevas alianzas políticas con el PVEM, con el Panal, con el PES y con el PT, le han sumado 5 diputados más para tener mayoría absoluta, es decir las 2 terceras partes de los 33 diputados que se necesitan para hacer cambios incluso a la constitución, la realidad es que un trabajo eficaz, preciso, confiable y sobre todo veloz, se hace necesario para las 2 primeras semanas de funciones.
De hecho la 4T en el Congreso del Estado a pesar de jaloneos y diferencias y un que otro error de arranque, parece tener todo para lograrlo e incluso parece sumar a aliados involuntarios en la figura de los 4 diputados del PRI, que buscan acuerdos y negociación, en lugar de pleitos y confrontación como si parecen estar buscando los diputados del PAN, los del Movimiento Ciudadano y la del PRD.
El error que cometió Morena de nombrar a Ernestina Castro Valenzuela de nueva cuenta coordinadora parlamentaria, se puede subsanar con buen oficio político y capacidad de hacer las cosas, pero sobre todo con acuerdos, muchos acuerdos que permitan conservar esos 22 votos y aún sumar otros como los de los diputados del PRI, que coordina Ernesto de Lucas Hopkins, lo que eventualmente le daría hasta 26 votos, suficientes para hacer lo que se propongan.
Y mire, hay varios retos por delante, el primero es lograr constituirse en asamblea, mismo que parece zanjado, sin embargo ya la diputada Ernestina Castro cometió su primer error de la Legislatura (y eso que todavía ni arranca) al permitir que el oficial mayor vigente, Ángel Barrios le saboteará las reuniones preparatorias del arranque del periodo ordinario de sesiones. Aún así ya el plan es iniciar actividades a las 0 horas con 1 minuto del día primero de septiembre, constituir la mesa directiva y llamar a sesión para el día siguiente, es decir el jueves 2.
El siguiente reto es nombrar al presidente de la mesa directiva, en este caso Jacobo Mendoza Ruíz, sin que haya jaloneos, en una mesa directiva que incluirá además a una diputada del PRI, 1 diputado del PT, 1 más del PVEM y uno del Panal, aquí el asunto es que esa mesas directiva se nombrará para todo el primer año legislativo cuando haya periodos ordinarios de sesiones, lo que implica que Morena y Jacobo controlen al poder legislativo en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre de este año y además en febrero, marzo, abril y mayo del 2022.
Naturalmente hay una amplia agenda de reformas, algunas sencillas como la de la Ley de Gobierno y la Ley Orgánica del Poder Legislativo, a fin de crear la nueva Secretaría de Atención Ciudadana y Protección Civl; también la Coordinación General de Comunicación Social, integrar ahí a Telemax que es una Sociedad Anónima propiedad del Gobierno del Estado y sacar de la estructura de la Secretaría de Educación y Cultura a Radio Sonora.
Además claro hacer las modificaciones en la Ley que rige sobre el Congreso y acabar con esa estructura rotativa mes tras mes de la mesa directiva, reducir de 33 a 24 las comisiones dictaminadoras y además sustituir al personal administrativo y de apoyo que se ha enquistado en las distintas posiciones del Legislativo Estatal, desde hace al menos 6 años.
Esto se tendrá que hacer en tiempo récord, pues la nueva Legislatura tiene escasas 2 semanas para prepararle el terreno al gobernador Alfonso Durazo, que asumirá el cargo el primer minuto del 13 de septiembre, por lo que las reformas se harán en carácter de urgencia, sin pasar por comisiones, lo que implica que deberá tenerse una hábil mano negociadora que teja los acuerdos y que no permita que se le caigan en el último momento, que no deje que le “chamaqueen” y que sea capaz de dar los resultados puntualmente y sin poner pretextos.
Más adelante claro deberá enfrentar el amplio repertorio de reformas constitucionales y el entramado de diversos planes y proyectos que tiene Alfonso Durazo, además de diseñar un presupuesto a la medida de las necesidades la Cuarta Transformación en Sonora, pero para eso habrá bastante más tiempo.
Así Jacobo Mendoza tendrá para sí la encomienda de mantener unidos con él a los 13 diputados de Morena, a los 4 del PT, y a los 4 que suman el PVEM y el Panal, además claro está a la legisladora que obtuvo el PES ñor la vía plurinominal.
Ya cómo le salga la negociación con Ernesto de Lucas, Natalia Rivera, Karina Zarate y Elia Sallard es otro boleto, sin embargo si a Morena se le llegara a salir del acuerdo el PT como ya ha pasado en muchas ocasiones en la legislatura vigente, la verdad es que el escenario podría complicársele de más y por eso hay que ponerles especial atención y marcaje a los diputados Azalia Guevara Espinoza, Sebastian Orduño, Iram Lebardo Solís y Diana Karina Barreras.
Si ellos aguantan la prueba del ácido a la que les someterá el lobby de intereses económicos y políticos que caerán sobre ellos al arranque de los trabajos de la Legislatura y sí se mantienen ahí sin doblarse y sin quebrarse, las cosas habrán salido a pedir de boca.
De lo contrario llevarán a Morena, a Mendoza y aún a Durazo a emprender arduos y muy costosos caminos de negociación para alcanzar sus objetivos.
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